Cocktail de sensaciones

Tirar la clara dentro y dejar la yema de huevo fuera. Lo primordial para que ese whisky sour que me piden quede espumoso y elegante con las gotas de angostura que decoran la copa en el final.


Separar el producto que viene todo junto no es fácil, distinguir la diferencia entre regresar y despedirme, tampoco.

Se acercan los días de cierre de viaje y mi cabeza no había preparado tal situación.

Cuando llegué a Barna, no creí lo que sería tener que despedirme; pensé que esa sensación solo me sucedería en Buenos Aires.
Han pasado nueve meses y los lazos, las historias y las relaciones florecen.

Firmar la renuncia del trabajo, comunicarle a Lucho que abandono la casa, Baldo preguntando cuándo me voy y Marta colgándose en un abrazo, hicieron que reaccione al sentimiento tan entristecedor como apasionado que tienen las despedidas.


Aunque le diga al resto y a mi mismo que el año que viene estaré nuevamente por acá, decir adiós por un rato es un cocktail de sensaciones.

Pensé que sólo era difícil decir adiós a la familia, a los amigos de siempre, a mi casa y a mi barrio.

Fui formando una nueva vida, donde primero me encontré a mi y luego comencé a distinguir cada una de las almas con las que nos cruzamos vida tras vida.

Fue CuCut y Gerard. Javito y esos jefes que me recuerdan a los hermanos franceses en Colombia.
Fue Racing y su familia. Jugar al lado de un 10 que además de ser crack, llega a la cancha leyendo ‘Hacia rutas salvajes’.


Fue Sergio y Seba, agarrándome en una parroquia un día después de conocerme y darme charla.
Fue la magia de Enzo cambiando figuritas como unos nenes.


Tuve historias en otros países, pero nunca me había sentido con todos como en casa. Estando en mis cabales.

Allá vamos Argentina 🇦🇷; a buscar el sol, a volver a cruzarme en el camino con los mismos de acá, pero en otros cuerpos.
Cambia la cara, la locación pero las almas son siempre las mismas.

Esta historia también estaba escrita, yo solo la estoy leyendo una vez más.
Agradecido al universo que me rodea y a la realidad que me creo.

Ese
(12/12/22)

Predecir bellos milagros

Hace ocho años, cuando Argentina perdía por goleada contra Alemania en Sudáfrica 2010, escribía que “ahora había que esperar 8 años para volver a ilusionarse, porque en Brasil ya estaba cantado que lo iban a ganar ellos” (https://santy253.wordpress.com/agregados/).
Hace cuatro años, unos días antes de la final contra Alemania, le escribí a Lionel, sabiendo que el me iba a sacar campeón del mundo (https://santy253.wordpress.com/2022/12/19/esta-escrito/). Sabía que lo iba a lograr aunque ese no haya sido el momento exacto, sino cuatro años después. Ahora.

Estaba escrito.
Está escrito.

En verdad aun no pasó, pero yo ya lo comienzo a decir como si ya sucedió. Porque lo supe desde ese preciso momento en que Argentina perdió la final contra Alemania. En ese instante supe que Lionel nos iba a sacar campeón el próximo.

Hoy a unos días de comenzar el mundial, reafirmo lo que me han escuchado decir estos últimos años con una severa insistencia. Está escrito, Lionel Andrés Messi es uno de los máximos deportistas de la historia, al igual que Diego Armando Maradona, y ambos realizaron la misma obra pero de la manera contraria, por un lado Diego fue campeón y luego subcampeón, mientras que Messi fue subcampeón para luego ser campeón.

La teoría alcanza un climax profundo cuando se cree que la obra es tan idéntica, que ambas finales son frente Alemania. Allí es en el único momento que temo de todas mis teorías sobre que Messi nos saca campeón del mundo, temo por Alemania en una final y que la historia no sea perfectamente igual, que haya una sola diferencia.

Lo grandioso de Messi es verlo crecer, porque hace maravillas pero sobretodo por ver que cada día es mejor, me recuerda a los Jordan, Federer, Nadal, LeBron James, todos esos campeones que hicieron grande su obra por acrecentarla año tras año.
La diferencia entre Lionel y ellos, es que Messi es sobrenatural, enviado de otra planeta, su obra estaba escrita cuando nació, como Jesús con Dios. El Messias con D10s.

El máximo jugador de fútbol de la historia merece su mundial, y ¿por qué no soñar con que sean dos?
Es Lionel Andres Messi.

Santiago Severo
(07/06/2018)

Está escrito

Hay cosas que están escritas.

Lionel Messi es el mejor jugador del mundo, hoy, ayer y mañana. El no necesita un mundial para confirmarlo, porque ya todos saben que es la gran aparición del nuevo siglo. Pero con él lleva una carga, la inevitable e interminable comparación con Diego Armando Maradona, para lo cual sólo debe ganar un Mundial, no importa cómo ni cuándo, pero desde el momento que Lionel levante la Copa del Mundo, pasará a formar parte de los reyes del fútbol, pasará a ser uno de los mejores jugadores de toda la historia, y ya lo comparación va a dejar de tener sentido, porque ambos estarán a la misma altura, al menos en los hechos y logros.

Lionel Messi desde que debutó en el Barcelona recibió esa comparación, se quedó sentado en el banco en el 2006, y sufrió la paliza alemana en el 2010. Pero siempre estuvo escrito, desde que comenzó su carrera, que él saldría campeón del mundo. Porque hay cosas que están escritas, no importa cuánto tiempo tenga que pasar ni cuanto haya de mérito, y no importa acaso todo el esfuerzo que hagan otros para evitarlo.

Maradona fue campeón con la hazaña del partido a los ingleses. Messi es campeón en el Maracaná, en el campo donde aún Brasil no pudo quitarse esa espina.

Desde hace muchos años está escrito que Lio Messi será campeón del mundo. Por eso hoy duermo tranquilo, hay cosas en el destino que son inevitables que no sucedan, Messi es campeón con la Argentina, Messi es uno de los mejores de toda la historia, ya estaba escrito.

Santiago Severo
(10/07/2014)

A tres metros del cielo

Queres que te cuente ? Dicen que en las tristezas los artistas escriben sus mejores obras. No se si hacerme llamar artista pero soy un convencido de llamarme elegido, así que voy a soltar la lengua, la mano y dejarme llevar por esta ola.

Paris.

Con el fin que mueve montañas vinimos a ver a Messi junto al KB. Y la historia la podría escribir desde muchos puntos de vista, pero siempre envuelta en cierto infortunio.

Suena un poco chocante hablar de mala suerte cuando estás hablando de ver una Torre eiffel, pasear por los recovecos del Río Sena, y tener la felicidad de caminar por la ciudad de las luces cuando vos que estás leyendo quizá no lo tenes al alcance de la mano, es verdad, y espero que aún así puedas empatizar con esta sensación que tengo hoy.

No fue suficiente llegar a Paris y enterarse que Lionel no iba a jugar contra el Benfica para que nos deprimamos y bajemos los brazos, todo lo contrario, fue un impulso para activar aún más ese deseo de interceptarlo al llegar a su casa y por fin cumplir el sueño de conocerlo y perpetuar dicho recuerdo en una foto.

Fue decisión en conjunto pero animada por Guido lo que hizo que nos inmolemos unas cuantas horas frente a la dirección que había obtenido como un enfermo a la espera que Lionel regrese de entrenar.

Llegamos a las 11 y monedas, y ya vimos unas cuantas caras argentinas apostando al mismo objetivo.

“Quedamos manija de anoche” le comenté a uno de los desconocidos, con el cual me había cruzado en los baños del Parque de los Príncipes previo al pitido inicial.

Llegado el mediodía, Antonella fue la primera en salir de la casa para subirse a la camioneta y emprender viaje.

Nada mal, ver a la señora Messi fue un buen indicio y las conjeturas se iban multiplicando. El tumulto de gente seguía siendo el mismo, cuatro cordobeses, dos salteñas y una madre e hijo que tras un rato de espera abandonarían la travesía.

Habíamos puesto una hora de retirada pero obviamente no se cumplió pues la pasión puede más y el saber que Anto estaba por la calle, nos daba la premisa que en algún momento le tocaría volver y lo haría acompañada de Leo casi con seguridad.

La policía pasó frente a nuestras narices y charló con el seguridad privada que cuidaba la guarida del crack. Cerca de las 15hs se nos informó que el astro Lionel Andrés, estaba por regresar que por favor al verlo llegar no saquemos fotos ni levantemos demasiado la polvareda, el 10 podría bajar a sacarse algunas fotos en caso que estuviese de ánimo como para hacerlo.

Seguíamos siendo los mismos ocho fans.

Éramos tres grupos. Tal vez éramos muchos, si.

Llegó la camioneta, el portón se abrió y más allá de la cautela y silencio que mantuvimos con KB, los demás comenzaron a alborotarse un poco. Lionel bajó y se dispuso a sacar algunas fotos.

Nos dividimos en los tres grupos que éramos y los de seguridad nos informaron que pasaríamos en tandas para hacer ‘foto grupal’

Por orden de llegada, primero pasaron las dos chicas y obtuvieron su foto. Sacaron algunas camisetas y empezaron a pedirle unos autógrafos.

Después llegó el turno de los cuatro cordobeses que ya estaban un tanto excéntricos, alterados gritándole su amor a Messi, fue foto grupal pero después insistieron cada uno de ellos con obtener su foto personal.

Claro, no todos los días tenes a tu ídolo frente a vos y se ve que el egoísmo hace que cada uno quiera guardar su recuerdo personal, como si compartir ese momento con amigos no tuviese tal magia.

Fue ahí cuando todo se nubló, los muchachos se alteraron por demás y los de seguridad debieron correr al menos a uno, mientras otros dos seguían en la zona del garage para llevarse su egoísta foto personal.

Ya habían firmados sus brazos y remeras, ya habían abrazado al ídolo, ya lo habían cansado… ahí fue que Lionel se dio media vuelta y “chau, nos vemos” dijo.

Se metió dentro.

Nos partió el corazón. Nos quedamos en la puerta del cielo. Con esa sensación amarga de haberlo tenido frente a nosotros y ni siquiera haber podido saludarlo. La calle con tantos gritos también se había comenzado a rodear de algunos franceses chusmas, que dudo quisieran una foto con él pero si estar allí cerquita viendo mover a la figura mundial.

Cerraron la puerta y se nos derrumbó todo. Recordé ese momento del mundial 2014 tras caer contra Alemania, donde cada uno de los amigos con los que lo viví nos dispersamos por la casa en soledad para asimilar el golpe. Me sentí como Lionel pasando por la cara de la Copa sin poder tocarla, habiendo estado tan cerca.

Messi es mi ídolo desde que comencé a viajar y reconocer vidas en otros continentes.

Por él un día, allá por el 2013, decidí pisar Europa.

Aprendí de él a levantarme y volver a intentarlo, las veces que sea necesario.

Que dolió ? Claro, como no va a doler. Que costó caminar por Paris después de tal mazazo, no se imaginan cuanto. Que la historia se escribe similar a la de él, es lo que me hace sentir especial, es lo que me da las fuerzas para volver a soñar.

Porque dicen que la historia la escriben los que ganan, y esta historia recién está empezando.

Autosuperación

Otra vez tuve unos días de descanso que me permitieron parar la máquina y sentarme de cara a la luna a reflexionar.
Cada día que pasa entiendo menos la relación entre el tiempo y la vida.

La evolución a la que me dispuse al salir a viajar otra vez no conlleva una lógica con el tiempo transcurrido.
Aprendí de mis errores y comencé a distinguir con más frecuencia los límites que no debo sobrepasar.
Me reencontré con mi paz interior y eso me permitió crecer como ser humano. Sin perder esa esencia escorpiana, logré disminuir mis malos modales. Aprendí, escuchando y conversando con pares, a poner la otra mejilla cuando alguien me destrata, a no contestar buscando pelea en la misma sintonía, sino más bien responder con calma y alimentando la paciencia. Comprendí que no todas las batallas me corresponden, y que en algunas sólo me toca ser un espectador de lujo.

Con el correr de los días fui alcanzando metas y naturalizando la vida aquí. Pero sobre todo fui notando como superé miedos de volver a estar sólo conmigo mismo.
Se debe estar en equilibrio con la mente y el alma, para que el ego sea empuje en lugar que ancla.

Me gusta competir y no hay nada más lindo que hacerlo contra uno mismo.

No todos los días aquí fueron de color rosa, hubo oscuros donde el corazón latió muy fuerte y el equilibrio tambaleó atraído por los polos opuestos.
En esos momentos la cabeza jugó su partido y la almohada clarificó que la conciencia estaba tranquila.

Estar bien conmigo mismo fue el mayor logro que he tenido en esta nueva experiencia viajera.
Crecer desde mi y no desde la exigencia del otro.

La vida fluye y nosotros somos energía, que cuanto más conocemos nuestra fuerza natural, mejor sabemos desarrollarnos en este juego al que llamaron vida y sólo es evolución.

Ese
(06/09/22)

Welcome Barna

Subí al tren con más nervios que cuando me acercaba al aeropuerto para emprender viaje hacia España. Había revisado un par de veces el trayecto de viaje que tenía que tomar para llegar a Cerdenyella, tenía mi mochila que cuidadosamente había armado con todos los papeles que tenía que presentar para por fin poder obtener ese bendito (y maldito) NIE.

Pagué el ticket y revise estar yendo en la dirección correcta cuando el tren partió . El turno era para las 11.30am, pero con la ansiedad de no fallar llegué con una hora de anticipación allí. Me presenté y en un santiamén me hice de la hoja A4 con mi número de NIE.

Festejé como nunca, había logrado conseguir el documento que me permite dar el salto de calidad en el viaje y ahora sí, poder buscar trabajo. Las burocracias en España son un chino, conseguir una cita previa es casi imposible para el ser humano promedio y en general todos decidimos inclinarnos por hacerlo por izquierda, pagando entre 30 y 50 pavos dependiendo tu suerte.

Me quedaban cinco días de abril como changüí para comenzar con la búsqueda de trabajo de manera oficial. Entonces no perdí mucho tiempo y salí a tirar los primeros curriculums por la ciudad. Aunque como siempre me ha sucedido en mi vida, lo que me fue abriendo las puertas no fue la persistencia en ubicar mi nombre en una carpeta, sino los contactos que hago en el camino.

Fue así que Andy, roommate (que buena palabra) del piso en el que estoy viviendo, me conectó con una amiga suya de RRHH que estaba buscando personal para una cadena de restaurants y bares. Así fue que al día siguiente tuve la segunda entrevista en mi vida.

He trabajado de administrativo, camarero en Costa Rica, barman en Colombia, profesor de fútbol en Argentina, runner de bares y tal vez algún trabajo más por allí que se me pasa por alto y sólo he tenido una entrevista en mi vida. Aquí en Barcelona, la segunda.

Al igual que había sucedido en la única que había hecho, allá por el 2019 para trabajar en el famoso Pentos, la entrevista fue positiva y me quisieron hacer una prueba para trabajar en la barra de un chiringuito frente a la playa de Bogatell. Mañana mismo.

Pero otra vez, a pesar de obtener la prueba después de hacer la entrevista, no fue ese el puesto de trabajo que terminé cazando.

Nuevamente los contactos y la recomendación de quien acá me ha abierto las puertas de par en par desde que llegué me permitieron obtener el puesto de camarero en una taberna gastronómica. Ser el primo de Juanchi acá ha tenido muchas cosas a favor, como en toda mi vida.

La primera noche que llegué a Barcelona, Juanchi me llevó a conocer Cu-Cut, el bar donde él había trabajado por un largo rato y donde jugaba de local.
Desde aquel día sentí la conexión con el lugar como cuando el destino se para frente a ti.

Mientras compartíamos un asado festejando el cumple del Agus, feliz de haber ganado mis primeros euros en la prueba que había tenido en el chiringuito, el parcero Javito, encargado del bar, me apuró para que empiece a trabajar con ellos y no me pude resistir a dejar pasar la oportunidad.

Acaso la vida se trata de estar bien ubicado en los momentos y mantenerse atento a las oportunidades que nos pasan frente a nuestras narices, y este caso era una muestra de ello. Así fue que me acomodé la camisa negra y pase por encima de mi cabeza el delantal para atármelo por detrás. Desde allí, cada día aprendí y crecí.

Primero fue aprender a llevar tres platos con cierta estabilidad, lo siguió el uso correcto de la bandeja, hervir al punto justo la leche para hacer un café ideal, cerrar y guardar terraza, observar cómo se realiza el cierre del local. Abrirlo por la mañana, interactuar con cada mesa para ganarse la propina. Transformar una queja en paciencia para con cocina.

Han pasado tres meses desde que me subí al barco ‘CuCutero’ y no me han dejado de sorprender las cosas que suceden aquí. Nos tocó lidiar con inspección y el cierre del bar por unos días y me sentí como un sábado en el grupo teniendo que mover heladeras y muebles para poder hacer una limpieza profunda y desinfección del lugar. Pasé de ser el nuevo a poder hablar cada vez más cercano con los dueños y que me consulten que me pareció la nueva carta. Tomé la llave de la responsabilidad y de pronto me tocó el desafío de pararme detrás de la barra a realizar cocteles.

Otra vez aprovechar la oportunidad y aprender.

Mi lema de vida desde hace años lo reduje a “Aprender, esperar, avanzar”

Saber leer los momentos y entender que en la vida primero nos toca aprender, luego mantenernos a la espera hasta que llega el momento de avanzar y crecer.

Sigo repitiendo el ciclo, sigo creciendo y conociéndome cada vez un poco más. No hay nada como viajar para crecer, cumplir sueños y mantenernos en vida viajando.

Hoy Barcelona me adoptó a su lugar

Me acomodé el delantal y salí por primera vez a ser un camarero de verdad.

Es verdad que había tenido algo de experiencia en Costa Rica 🇨🇷, pero allá era la pura vida y el ritmo iba a otra velocidad, y que te voy a decir de LagerHaus? Era un runner que laburaba en su barrio, esto es distinto. Aquí si tengo que llevar tres platos a la vez mientras el último lo sostengo con la costilla.

No sé de gastronomía, pero aprendo rápido. Y soy viajero, es mi pasión. Sobrevivir.

Hay días que no te miento, CuCut parece una selva. “Que laburas con animales”, como dice el uruguayo. Esos días, hoy! Que tengo dos semanas encima, son los que más aprendo. Sobretodo porque soy yo. Y se notan esos 30 años, ese grupo, ese viaje previo a llegar a Europa. Se nota esa experiencia y la cabeza, que a veces también te hace tan mal.

Mientras tanto, acá estamos. En una nueva vida que soñé pero lejos estaba de imaginarla. En un laburo que aprendo día a día, en el cual siento que es como ir al colegio. Donde no me resisto a mostrarme como soy, sonreír y contagiar. Un lugar donde elijo liderar con dos semanas dentro y mostrarme tal cual, porque así soy y la vida me enseñó a que me quieran como soy o que se alejen de la vibra que quiero compartir.

Algunas veces me parece mentira ver cómo todo sale tan perfecto. Asusta. Alguien hay atrás de esto. Alguien o muchos, muchos que no te lo dicen pero lo piensan, lo sienten. Y no solo lo sienten ellos, sino que lo sentis vos.

Porque la energía se transmite, se transporta y se transita.

Ese (22/05/22)

El día de la vuelta que no fue

Hoy hubo abrazo de agradecimiento con Juan bien temprano al dejar su casa y el sillón que me acompañó todas estas semanas.

«Ahora arranca el viaje» me dijo.

Agarré mi pequeña maleta, mi mochila y salí a caminar por las calles de Barcelona con dirección al triunfo, al Arco del Triunfo.

Me mudé a un piso que comparto con tres personas más, pero en mi primer noche se encontró vacío. No hay nada en los estantes del mueble que se ubica frente a la mesa en el living. No hay gente en las habitaciones ni ruido en el pasillo, pareciera que esta casa, o mejor dicho, este hogar me estaba esperando a mí.

Hace cuatro días, cuando vine a visitar la habitación, Luciano me atendió y la casa me eligió. Charlamos un rato y me interesé en saber quién era este brasileño de 44 años que vivía en Barcelona hace tanto tiempo.
Tal vez mi interés por saber más de él que venderme yo, fue lo que le agradó para decirme al terminar la visita que sí, que le había caído bien y que en dos horas lo llamase para confirmar que era el nuevo huésped aquí en Carrer de Napoles 98.
Salí con la seguridad de haber encontrado un agradable departamento para iniciar la vida aquí.

Es curioso mudarse a un piso compartido y que tu primer noche la pases en soledad. Me hace filosofar y pensar en que la vida un poco ya está predestinada a ser y son muchos más de los que creemos los que sólo son cómplices en las aventuras que decidimos afrontar. Sino por qué un brasileño que apenas me conoció y pasó conmigo no más de dos horas, me va a confiar el lugar como si fuese mío.

Arranqué esta nueva etapa como me gusta hacerlo a mí, salí a correr, comí, escuché música y supe que debía escribir, que era hoy el día con los sentimientos a flor de piel y debía aprovecharlos. Es que mañana ya seré otra persona y tendré otra perspectiva de la vida.

Llegó la medianoche y cambió la fecha en el reloj, llegó el día que tocaba subirse al avión para volver a Buenos Aires y acá estoy, en el día 1 de un nuevo viaje.

Mientras lavaba los platos pensaba en cuidar el agua y cerrarla después de fregar y antes de escurrirlos, ¿por qué hacerlo así como Juanchi me pidió y enseñó en este último tiempo si me encuentro solo y nadie me está mirando?

Creo que no se trata sobre lo que te dejan hacer sino más bien en hacerlo de la manera que aprendiste para hacerlo mejor.

Ese
(20/04/22)

Ese loco viajero con el que me volví a cruzar

Mes y monedas pasaron desde que arranqué esta nueva experiencia. Me fui acomodando y dejando atrás vicios rutinarios de la Argentina.

Juanchi (y Kate) me abrieron las puertas de su casa y de su sillón.
Con el correr de los días el tiempo fue mejorando y pudimos comenzar a caminar en remera mientras el sol pega en la frente.

Tropecé y me levanté, como hago siempre donde sea.

Aún trabajando remoto para Buenos Aires, fue un buen motor para que la cabeza no carbure de más con tanto tiempo de sobra. Después de unos días de paseo por Italia, empecé a mostrar mis primeras armas acá en Barcelona.

Me busqué un partido de fútbol y fui a patear un rato con todos desconocidos y el destino notó que me estaba moviendo y activando, por eso apareció por la calle para cruzarme con un bar lleno de racinguistas viendo a la Acade.

Contactos por acá y por allá, me metí en el baile. Ya empadronado en la ciudad, arreglé con un gestor y al menos conseguí cita para sacar ese bendito NIE, documento primordial para laburar y entonces sí, poder sentar bases aquí al menos por un tiempo.

Ese pasaje de vuelta cada vez se ve más lejos, ojalá pueda hacer alguna tramoya para no perderlo y postergarlo.

Mientras que espero unas semanas hasta la cita del NIE, toca enfocarse en conseguir una habitación para tener un lugar propio y poder liberar a Kate y Juan de mi invasión en su living.

Los días acá vienen excelentes, Kate hizo que coma mucho más saludable y me han tratado de manera excepcional, pero mejor irse de los lugares antes que te echen, para dejarlos volver a su normalidad.

Seguiré acá cerca, disfrutando de la amistad sin compartir el mismo techo.

Pasó un mes y lo mejor de todo es que a la ansiedad la manejo yo y al tiempo, se esperarlo.

Santi
(o8/04/22)

Despedirse

Allá por abril del 2013 emprendía mi primer gran viaje con destino a Europa y mis amigos organizaban una despedida a pesar de tener un pasaje de vuelta para dentro de un mes.

Quizá ya sabían que la vida es un viaje de ida y allí comenzó esta rutina de acostumbrarse a siempre estar despidiéndose.
Se hizo costumbre estar diciéndose adiós y no saber cuando volveremos a cruzar miradas con gente viva.

Hoy en día se me hace más dificil ir a un aeropuerto que a un velorio. Por suerte hace mucho que no me obligan a despedirme inesperadamente de un ser querido pero se hizo moneda corriente que caigan las lágrimas al prenderse en un abrazo de despedida.

Ya me tienen un poco cansado las despedidas.
Tal vez es porque me trajeron de vuelta cuando había dicho adiós para siempre.
Ya no quiero fundirme en abrazos de despedidas, ya no se como darlos, como contenerme, como actuar esos días y horas previas donde ves en la mesa un reloj de arena que se disuelve en vacío.

Esta vez me quedo acá porque ya no quiero decir adiós otra vez, porque llegó la hora de entregar todo lo que aprendí caminando.

Ese.
(08/09/19)