Nativos de la ciudad

La vida de mochileros no es para cualquiera.
Debes estar preparado para afrontar distintas situaciones, ya que sino al segundo día de tu viaje querrás dejar todo y volver.

La paciencia es indispensable.  Los viajes en micro son eternos y muy incómodos. Varias noches pasas en hostels que no están en buenas condiciones. La mochila casi todo el tiempo está contigo, pesa y molesta. Las duchas que podrás disfrutar no serán las suficientes.
Son varios inconvenientes que debes soportar para disfrutar de la belleza de los paisajes, del contacto con otras culturas.

Cuando recuerdas que naciste y vives en la ciudad, empiezas a disfrutar todo al 120%. Te encuentras en un micro queriendo llegar a un destino pero mientras tanto, ves montañas que cautivan tus ojos, cuando sólo estás acostumbrado a ver torres y edificios.

Comienzas a afrontar un cambio en tu persona. Encuentras el sentido a trabajar 350 días en la ciudad. Para poder cambiar en tan sólo 15.

Santiago Severo
(19/01/11)

Que extraño es no extrañar.

Nadie desea volver a la ciudad, al menos eso dicen. Pero todos un poco extrañan algo o alguien de ese ambiente.

Siempre me sucedió, pero esta vez es distinto. Este viaje me abrió los ojos de una manera poco habitual. Nunca había sentido esta sensación de no querer regresar a mis pagos.
Quiero seguir abriendo caminos, recorriendo rutas, buscando nuevos destinos y aventuras.

No es extraño que no extrañe. Acá te apegas a pequeñas cosas, no necesitas correr, alcanza para que puedas disfrutar cada segundo, sabiendo que mañana será aún mejor.

Transformas el silencio en sonido. Llegas, paras, conoces, duermes y te vas. Un nuevo lugar debes visitar. Te transformas en un nómade del siglo XXI y olvidas por completo la vida que llevas en la ciudad … y de quienes te rodean en ella.

Santiago Severo
(02/02/11)